domingo, 28 de febrero de 2010

La responsabilidad individual frente a la Religión del Mercado

Desde el punto de vista del Zen, nuestra responsabilidad individual es la de despertarnos y tomar conciencia del mundo real. Somos co-responsables de lo que estamos experimentando ahora. El victimismo es una delegación de responsabilidad. La Religión del Mercado funciona sólo porque los individuos hemos sucumbido a su canto de sirena. Ahora debemos tomar conciencia del poder de nuestro deseo y aprender a usarlo sanamente para nuestro bien y para el bien colectivo. Necesitamos una nueva cultura del deseo.La sabiduría popular nos enseña que: “No es más feliz quien más tiene (quien más consume) sino quien menos desea”. Esta es también la enseñanza central del Budismo Zen.Si queremos detener y liberarnos de este engranaje infernal debemos asumir la responsabilidad individual de reducir conscientemente nuestros deseos: reduciendo nuestros deseos, la cantidad de poder adquisitivo que necesitaremos para satisfacerlos también se reduce. Al reducir la necesidad de poder adquisitivo, reducimos la necesidad de vender nuestro tiempo de vida (nuestro trabajo) a cambio de un salario, recolocando de esta forma la función del trabajo en nuestras vidas y redescubriendo una verdad de Perogrullo: no vivimos para trabajar sino que trabajamos para vivir. Al reducir nuestro tiempo de trabajo, reduciremos inevitablemente la productividad. Al reducir la productividad (que no es otra cosa que la transformación de recursos naturales en productos manufacturados) reduciremos el uso de recursos naturales. Al reducir el uso de recursos naturales, reducimos la degradación ecológica.De esta forma podremos ralentizar primero y estabilizar después el crecimiento económico hasta convertirlo en un crecimiento sostenible y solidario con los demás seres humanos y con la naturaleza.Hoy día, todas las políticas económicas de casi todos los países están basadas en el crecimiento continuo e ilimitado: vamos corriendo hacia el abismo sin darnos cuenta, engolfados en una orgía de consumo y en una alegre despreocupación parecida a la de la belle epoque, de la cual Europa se despertó con la pesadilla de la Segunda Guerra Mundial.Más allá del brillo y de los oropeles, vivimos unos tiempos dramáticos que nos obligan a asumir individualmente el imperativo moral e histórico de militar activamente para detener e impedir los efectos devastadores que la Religión del Mercado está provocando en todo el planeta y en todas las sociedades humanas.Individualmente tenemos que vacunarnos y liberarnos interiormente del virus destructor que los propagandistas de la Religión del Mercado nos han inoculado. Tenemos que reducir nuestros deseos y negarnos tanto a una productividad como a un consumo inmorales, insanos e insensatos.Colectivamente tenemos que movilizarnos y actuar pacíficamente como ciudadanos constituidos en grupos de opinión y de presión. El Foro Mundial, las iniciativas de las diversas ONG o de las instituciones religiosas, las asociaciones de consumidores, el movimiento alter mundista en general, u otros nuevos movimientos por crear, constituyen cauces apropiados a través de los cuales dinamizar nuestra energía.Pero también, para liberarnos del virus que los propagandistas de la Religión del Mercado ya han inoculado en nuestras mentes, necesitamos reflexionar, despertarnos, identificar, desmontar y desestructurar la ideología y las creencias que vertebran a la Religión del Mercado y que actúan en nuestro interior, sin que muchas veces seamos conscientes de ello.

Del libro ZEN EN LA PLAZA DEL MERCADO
Dokushô Villalba
Aguilar, 2008

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La revolución de los consumidores

Daniel Goleman: La revolución está en manos del consumidor

Cualquier vida humana tiene un impacto sobre la vida del planeta. Los expertos la denominan "huella ecológica". Y debido al escenario económico actual, en que las personas se las considera "consumidores", este legado medioambiental se mide a través de la cantidad y la calidad de sus compras. Por eso, se utiliza cada vez más el eslogan "dime qué haces con tu dinero y te diré quién eres".

Paralelamente, y como consecuencia de la alarma mundial generada por el cambio climático, el concepto "sostenibilidad medioambiental" empieza a pronunciarse tímidamente entre los altos directivos de las empresas españolas. Se trata de una práctica que suele incluirse en el núcleo de la estrategia corporativa cuando la compañía alcanza la madurez en el campo de la responsabilidad social.

De todo ello reflexiona el psicólogo estadounidense Daniel Goleman (California, 1947), autor de los best seller Inteligencia emocional, Inteligencia social e Inteligencia ecológica (Kairós). En este último, Goleman concluye que "las compañías que impulsan la consciencia ecológica no lo hacen por motivos éticos, sino económicos", una tesis compartida por el Centro de Retail Management de EADA, que estudia este fenómeno, más conocido como "la revolución verde".

Pregunta. ¿Qué le ha llevado a zambullirse en la ecología?

Respuesta. La sensibilidad por querer escuchar y comprender los mensajes que nos está enviando nuestra casa, el planeta Tierra. Por mucho que lo asfaltemos con sistemas sociales y económicos, este ente vivo sigue estando ahí, ofreciéndonos lo que necesitamos para sobrevivir y disfrutar de esta maravillosa experiencia de aprendizaje y evolución a la que llamamos "vida". Tras muchos siglos de ignorar, manipular e incluso violar el medio ambiente, éste parece estar reclamando a las empresas y a la sociedad que lo tengamos en cuenta cada vez que tomemos decisiones relacionadas con la producción y el consumo.

P. Usted afirma que "los cambios suelen producirse cuando ya no queda otro remedio".

R. Y en este caso, más que nunca, pues nuestra percepción como seres humanos no está diseñada para procesar la destrucción del planeta, lo que dificulta la movilización para el cambio. En general, seguimos sin saber el verdadero impacto ecológico de los productos que consumimos. Debido a esta ignorancia y la inconsciencia de no querer aprender, la mayoría somos víctimas y verdugos de la paulatina degradación del medio ambiente. Aquí no hay culpables. Sólo responsables. Basta con que nos miremos al espejo. La solución pasa por desarrollar nuestra inteligencia ecológica.

P. ¿En qué consiste?

R. La inteligencia ecológica es la capacidad de vivir tratando de dañar lo menos posible a la naturaleza. Consiste en comprender qué consecuencias tienen sobre el medio ambiente las decisiones que tomamos en nuestro día a día e intentar, en la medida de lo posible, elegir las más beneficiosas para la salud del planeta. La paradoja reside en que cuanto más coherentes somos con su bienestar, más invertimos en el nuestro.

P. ¿A qué se refiere?

R. Si nos fijamos, lo que la sociedad considera normal está muy lejos de ser natural. Basta con entrar en un supermercado para comprobarlo. Nuestra comida no procede del huerto, sino del laboratorio. Y aunque nos cueste reconocerlo, no somos hijos de la tecnología, sino de la naturaleza. Así, desarrollar nuestra inteligencia ecológica no es más que tomar decisiones que nos permitan recuperar el contacto con lo que verdaderamente somos, lo que mejora nuestra salud física y emocional.

P. ¿Se refiere al consumo consciente?

R. Exacto. Donde ponemos nuestro dinero, ponemos nuestra energía. Y con ésta se crea el mundo. Si nadie compra un determinado producto o servicio, desaparece del mercado. El consumo consciente parte de la responsabilidad personal (compro lo que necesito y no lo que la publicidad me hace desear) y de la consciencia ecológica (me informo de si lo que compro se fabrica respetando el medio ambiente).

P. ¿Y qué hay de las empresas que los producen y venden?

R. Cuanto más se despierte esta consciencia en la sociedad, más rápidamente deberán cambiar y evolucionar para adaptarse y sobrevivir económicamente. La revolución está en manos de los consumidores. De ahí que lo mejor que podemos hacer es apoyar el consumo ecológico en toda la gama de productos y servicios que ofrece en la actualidad. Las corporaciones empresariales no se preocupan hasta que lo hacen los consumidores.

P. También dice que por el camino va a surgir la "transparencia radical".

R. Es el puente que nos permitirá evolucionar hacia el consumo consciente. Cuando la sociedad sepa qué impacto ecológico tiene cada producto que consume, empezará a poder consumir por valores, dejando de hacerlo por impulsos. Así, la transparencia radical nos permitirá advertir las consecuencias de las cosas que fabricamos, vendemos, compramos y descartamos, un conocimiento que va mucho más allá de la zona de comodidad habitual en la que está apalancada la inmensa mayoría de empresas.

P. Así que el futuro pinta verde...

R. ¡Sin duda! La revelación ecológica nos abre un horizonte económico hasta ahora inédito que consiste en implantar una regulación que aporte transparencia al mercado y nos permita conocer el impacto oculto de nuestras compras. De ese modo, los consumidores tendremos una detallada información sobre el impacto de nuestras decisiones, muy parecida a la que emplean los analistas de mercado para ponderar los beneficios y las pérdidas de las empresas. En un máximo de 20 años, las empresas que apuesten por la sostenibilidad se verán recompensadas, mientras que las que se resistan al cambio tenderán a desaparecer.


Fuente: http://espiritualidadypolitica.blogspot.com/search/label/Daniel%20Goleman


jueves, 18 de diciembre de 2008

Video: El contrato

Vivimos una época saturada de consumismo.
Aún nos resulta difícil plantearnos soluciones acerca del conflicto nacido del matrimonio entre el "Sistema Capitalista Industrial y Monetario" por un lado y el "exceso de insatisfacción" - que lleva a consumir desmesuradamente - por el otro.
El video es una muestra dura , pero realista, acerca de muchos temas que si bien no somos partícipes activos de su presencia , sí, nos halla como "empleados temporales" de su dinámica.
Quizá sirva, su visionado, a los efectos de reflexionar y/o compartir reflexión con otros, para así, ir dando lugar a los cambios que necesitamos , para realizar una mejor calidad de vida humana en su conjunto, o sea, de la Comunidad Planetaria.
Claro, esto si crees que debamos reflexionar....


Hasta pronto

Javier Ignacio Alvarez

jueves, 17 de julio de 2008

Consumo consciente



En éstas épocas, ya muchos, estamos cansados de plantearnos , escuchar, reflexionar acerca de los males del consumismo. Asimismo, a muchas otras personas, éste no es tema digno de ser tomado en cuenta, y menos aún, que sea tomado como un tema serio a ser tratado.




Pero lo mismo pasa con cualquier temática propuesta por cualquier persona, le prestas atención o la desechas.




Creo que la vida basada en el consumo ( y a ésto llamo consumismo) es un problema que atañe a toda la humanidad, y que tiene que ver principalmente con la idea de que la vida misma está para ser consumida ....así, sin más. Es como si el sentido de la vida fuera el consumir lo más posible y de mayor calidad posible , como si estuviera en una carrera por ganar un lugar en el Libro de los Record o quizá lograr, que en nuestra lápida quedara grabada la frase " Aquí yace EL GANADOR: quién más supo, quiso, o pudo consumir en éste mundo.




Les compartiré un artículo sobre la corriente llamada "Simplicidad voluntaria" y distintos links que tienen como tema de reflexión el consumo responsable.











Vivimos, no es novedad, en un mundo de enorme complejidad. Son crecientes y cada vez más intrincadas, las complementariedades que día a día se generan entre actores sociales, sectores, organizaciones y países. Se trata de la globalización, sinónimo de (inter)dependencia. Estamos cerca del fin de una época. Las amenazas no sobran. El cambio climático y la continua degradación ambiental, la tremenda desigualdad que día a día se incrementa, la crisis de seguridad alimentaria producto del incremento de los precios de los alimentos, la crisis del agua, la incesante inestabilidad socio-polítco-económica registrada a escala global, la pobreza y, tal vez la peor de las penurias que se viene: la crisis energética en ciernes que tendrá consecuencias aun impensadas desde el actual paradigma de conocimiento y gestión.
Cuando el mundo alcance el “peak del petróleo“, otro mundo será. Durante los últimos 150 años, nos hemos estado moviendo en la parte ascendente de la curva de producción petrolera global. El peak del petróleo o peak de Hubert es el término empleado para el punto en que se alcance la máxima producción, el punto que separa nuestro mundo de otro. Una vez que pasemos esa cresta, bajaremos por una empinada cuesta abajo con el consecuente incremento de los precios del crudo y de su primo cercano, el gas. A menos que encontremos un producto que sustituya tecnológicamente a los hidrocarburos, estaremos condenados a vivir en un mundo muy distinto al actual. Quienes deseen conocer más sobre este tema puede husmear los documentales que puse en Humanismo TV.
Pensar en esta situación me provoca una suerte de angustia esperanzadora. Angustia, por descubrir que estamos frente a una realidad abrumadora capaz de despertar los más primales impulsos por la supervivencia individualista. Esperanzadora por que creo que sólo nueva forma de ver la realidad y de actuar, más colaborativa y basada en crear una cultura de comunidad humana solidaria serán el único resguardo que asegure la sostenibilidad de la nuestra especie. El día que se confirme que hemos alcanzado el peak del petróleo deberemos replantearnos si nuestros modos de vida pueden realmente continuar así, con esta creciente dependencia del consumo y la dilapidación. El mundo habrá cambiado para siempre.
Hace ya casi medio siglo Richard Gregg acuñó el termino “simplicidad voluntaria” describiéndola como un modo de vida con un nuevo balance entre el crecimiento interior y exterior del ser humano. En esencia, la simplicidad voluntaria o el downshifting como algunos lo llaman, significa vivir de un modo simple, sencillo, pero más rico interiormente. Propone consumir frugalmente, con un fuerte sentido del impacto sobre el entorno y el riesgo ambiental que nuestras acciones provocan, el deseo de retornar a residir y trabajar en ámbitos con una escala más acorde al hombre y con la intención de realizar nuestro potencial humano más elevado tanto psicológica como espiritualmente, estando en comunidad con otros.

Puede ser que el Buda, Jesús, Mahoma, Lao Tse, Sócrates, Pitágoras, Confucio, San Francisco de Asís y tanto otros maestros de la humanidad, no hayan coincidido en su visión sobre cual es la verdadera naturaleza del Universo, pero en cambio si fueron muy similares sus preceptos éticos y sus propuestas de acción mundana. Todos ellos coincidieron en que la persecución de bienes materiales por si misma era un objetivo errado promoviendo todos ellos, en cambio, formas de vida más austeras que apunten prioritariamente a la búsqueda de la auto-realización espiritual y el vínculo virtuoso con el mundo circundante. De diferentes maneras y lenguajes, todos ellos expresaron que mientras nuestros afanes persiguieran logros materiales exclusivamente, ello nos llevaría al desastre. Y es casualmente hacia allí adonde estamos dirigiéndonos.
Hace más de 2.000 años, en el mismo período en el cual los cristianos decían “Oh Señor, no me concedas ni pobreza ni riqueza” (Proverbios 30:8), los taoístas señalaban que “aquel que sabe lo que es suficiente, es rico” (Lao Tsé); Platón y Aristóteles proclamaban la importancia en la sociedad del “hombre de oro”, cuyo sendero en la vida no tenía excesos ni carencias; y los budistas promovían “el sendero medio” entre la pobreza y la acumulación sin sentido. Claramente, la vida simple no es una invención social nueva. Lo que es nuevo son los cambios radicales, tanto ecológicos, tecnológicos y sociales como psicoespirituales de las circunstancias del mundo actual.
Los cambios que se avizoran en el futuro cercano nos obligarán a un necesario cambio de perspectiva que nos permita evolucionar para poder adoptar un modo de vida “realmente” sostenible. Ya lo apuntó Gandhi al decir que el mundo tiene suficientes recursos para todos los seres humanos, pero no los tiene para satisfacer sus codicias.
Pensar desde la “simplicidad voluntaria” es cuestionar profundamente la actual tendencia de nuestra sociedad de identificar dinero y posesiones materiales con calidad de vida. Puede ser que el concepto signifique cosas diferentes para personas diferentes ya que para una persona una vida simple y enriquecedora puede significar para otra, una vida de privación y sufrimiento. Genéricamente, la mejor manera de alcanzar la simplicidad voluntaria es reducir intencionalmente nuestras actividades vitales a sus elementos básicos, es decir aquellas cosas, actividades o relaciones que realmente necesitamos o deseamos fervientemente. La simplicidad supone descargar la vida de todo lo que está de más, vivir más ligeramente, dejando de lado todas aquellas distracciones que nos alejan de esa verdadera calidad de vida que podemos denominar como plenitud. Se ha dicho muchas veces que no es rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Se puede vivir simplemente en las ciudades, en los pueblos y en las áreas rurales.

El ethos de la simplicidad voluntaria se basa, entre otros, en los siguientes valores:



-Eliminar el exceso de posesiones y actividades que producen desorden físico o mental, o que son incompatibles con nuestros valores más importantes. -



-Limitar el consumo de bienes materiales a aquellos que realmente necesitamos o valoramos, centrándonos en cosas que producen bajo impacto en los recursos no renovables, que son durables, funcionales y agradables estéticamente.



-Trabajar en algo sastifactorio y con sentido, que nos permita expresar nuestras habilidades y talento único y creativo, y que supone una contribución a la comunidad.



-Vivir de manera que se conserven los recursos naturales, reciclando, preciclando (evitando compras que son un despilfarro de dichos recursos) y compartiendo lo que tenemos.



-Desarrollar una actitud compasiva y de apoyo hacia la gente sin medios o con dificultades, apoyo afectivo y económico.



-Invertir tiempo y energía en desarrollar unas relaciones estrechas y enriquecedoras con la familia y con los amigos.



-Experimentar el placer de la belleza natural, sentir la conexión entre la naturaleza y nuestro ser interno, la fuerza del espíritu que se hace presente cuando estamos disfrutamos de la naturaleza en silencio.



-Explorar nuestro ser espiritual e interior, a través de la meditación, la oración, la escritura, la conciencia del presente, el yoga o cualquier otra práctica religiosa o espiritual.



-Desarrollar un sentido profundo de paz y alegría, aprendiendo a vivir el presente y disfrutar el milagro diario de nuestras vidas.



-Cuidar nuestro cuerpo con una alimentación sana, rica en alimentos no procesados, y hacer ejercicio regularmente, caminando, yendo en bicicleta, corriendo o con otras actividades que ayuden a aumentar nuestra conciencia del cuerpo y que no son competitivas.



-Ser más autosuficientes en nuestras necesidades diarias, aprendiendo a reparar nuestras cosas o practicando el intercambio de servicios con amigos y conocidos.



-Depender menos de la forma de transporte “un coche por persona”, y buscar métodos alternativos como andar, la bicicleta y el transporte público. (véase el artículo acerca del Carpooling)




Simplicidad en el vivir, en el consumo, en nuestras relaciones, y en todas las esferas de nuestra vida diaria; el movimiento de la simplicidad voluntaria aboga por eliminar todo lo superfluo e innecesario en nuestras vidas para liberar tiempo y recursos para vivir un vida más conciente, libre y plena.
Esta tendencia en creciente gestación no es privativa de un grupo de acólitos de la new age, en 1992 más de 1.600 científicos de primer nivel, incluida a la mayoría de los premios Nobel en ciencias aún vivos, firmaron un documento sin precedentes llamado “Advertencias para la Humanidad”. En esa histórica declaración, señalaron que “los seres humanos y la naturaleza están en vías de colisionar …. y esto podría alterar el mundo viviente de tal manera que éste fuera incapaz de sostener la vida tal como la conocemos”. Los firmantes concluyeron que se requiere un gran cambio en nuestra relación con la Tierra y la vida en ella si se desea evitar una amplia miseria humana y que nuestra casa global en el planeta no sea irremediablemente mutilada.
Aproximadamente una década después, apareció otra advertencia de 100 ganadores de premios Nobel, que señalaban que “El peligro mayor para la paz mundial en los próximos años no vendrá de actos irracionales de los estados o individuos, sino de la legítima demanda de los desposeídos”. Tal como se ha indicado en estas dos advertencias de destacados científicos, poderosas tendencias adversas (como el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales claves como el agua y el petróleo barato, una creciente población mundial y un aumento en la diferencia entre pobres y ricos) están convergiendo en una crisis del sistema a nivel global, creando la posibilidad de una caída evolutiva humana en el contexto de unos pocas generaciones. Si en lugar de ello establecemos un salto evolutivo, éste seguramente incluiría un cambio hacia formas de vida más simples, sustentables y satisfactorias.
Desde un movimiento marginal en la década de los 60′ hacia una corriente con fuerza en este nuevo siglo son cada vez más numerosas las fuerzas que se alzan contra el consumismo, la codicia, el invididualismo y la falta de sentido. Diversas expresiones de la simplicidad en el vivir florecen en respuesta a los desafíos y oportunidades de nuestros tiempos.
Con el fin de ofrecer un panorama realista de éstas en el complejo mundo moderno, se detallan diez aproximaciones a la simplicidad voluntaria que parecieran merecer una categoría diferente unas de otras.



Diversidad de la Simplicidad Voluntaria



Simplicidad por Elección. Significa elegir nuestro camino a través de la vida en forma consciente, deliberada y con nuestro propio sentido de simplicidad. Significa organizar conscientemente nuestra vida, de manera de dar nuestros verdaderos dones al mundo, que es dar la esencia de nosotros mismos.
Simplicidad Comercial. Existe un mercado de rápido crecimiento con productos saludables y sustentables para el medio ambiente y servicios relacionados de todo tipo (desde materiales para construcción de casas hasta alimentos) y de comercio justo.
Simplicidad Compasiva. Significa sentir tal nivel de empatía con los demás que “elegimos vivir simplemente para que otros vivan”. Se trata de la realización social del Bodhisatva. La simplicidad compasiva implica sentir una relación con la comunidad de la vida y transitar el camino de la reconciliación, con otras especies y con las futuras generaciones, como por ejemplo, aquellas con grandes diferencias en bienes y oportunidades. La simplicidad compasiva es el camino de la cooperación, la colaboracion, la responsabilidad y la justicia, que busca un futuro de desarrollo para todos, sin exclusiones. Se trata de no querer nada para sí, que no sea para todos.
Simplicidad Ecológica. Significa escoger un tipo de vida que afecte lo menos posible al planeta y que reduzca nuestro impacto ecológico en él. La simplicidad ecológica valora la interconexión profunda con toda la trama de la vida y se moviliza ante amenazas al bienestar global (tales como el cambio climático, la reducción de la biodiversidad y el agotamiento de los recursos). Fomenta el “capitalismo natural”, la responsabilidad individual y social y las prácticas económicas que valorizan la importancia de los ecosistemas y la salud de las personas por sobre la economía meramente productiva.
Simplicidad artística. Significa que la forma en que vivimos representa el trabajo de un artista en desarrollo. Como dijo Gandhi: “mi vida es mi mensaje”. En este espíritu, la elegancia en la simplicidad es discreta, modesta y orgánicamente estética, contrastando con el exceso y la exuberancia del estilo de vida consumista.
Simplicidad Frugal. Significa cortar aquel gasto que realmente no sirva a nuestras vidas, y practicar una administración hábil de nuestras finanzas personales, para lograr una gran independencia financiera. La frugalidad y el manejo financiero personal cuidadoso otorgan un aumento de libertad económica y la oportunidad de elegir más conscientemente nuestro camino en la vida. Vivir con menos también reduce el impacto de nuestro consumo sobre la Tierra y libera recursos para otras personas.
Simplicidad Natural. Significa recordar nuestras raíces profundas en el mundo natural; experimentar nuestra conexión con la ecología de la vida en la que estamos inmersos y, a la vez, equilibrar nuestra experiencia de vivir en un ambiente artificialmente creado por los humanos con el tiempo empleado en la naturaleza. También significa celebrar la experiencia de vivir a través de la toma de conciencia del milagro la propia existencia.
Simplicidad Política. Significa organizar nuestra vida colectiva de manera que nos permita vivir menos pesadamente y más sustentablemente, lo que a su vez significa cambios en prácticamente todas las áreas del quehacer público, desde el transporte y la educación, hasta el diseño de nuestras casas, ciudades y lugares de trabajo. Los políticos de la simplicidad voluntaria son también políticos de los medios de comunicación, por ser éstos los principales vehículos para fortalecer y transformar la conciencia de masas hacia el consumismo y hacia la simplicidad.
Simplicidad de Alma. Significa un enfoque de vida basado en la realización de alguna práctica o psico-tecnología de la conciencia, como las denomina Ken Wilber. Se trata pues de cultivar la experiencia de conexión intima con todo lo que existe, la atención alerta, la presencia, o como quiera llamarse. Este tipo de estados virtuosos de conciencia infunden en el mundo una atmósfera de paz difícil igualar. La simplicidad de alma apunta al disfrute de saborear concientemente la vida en su real riqueza, sin elementos superfluos y evasivos.
Simplicidad Ordenada. Significa asumir que la vida es ocupada, estresada y fragmentada. Una simplicidad ordenada implica cortar con las distracciones triviales, tanto materiales como no materiales, y enfocarse en lo esencial. Como dijo Thoreau, “nuestra vida es desperdiciada por los detalles…simplifica, simplifica”. O, como escribiera Platón “ con el fin de buscar nuestra propia dirección en la vida, se debe simplificar lo mecánico de lo ordinario, la vida diaria”.





Algunas expresiones de la simplicidad voluntaria




Tal como lo he ilustrado, la cultura creciente de la simplicidad voluntaria contiene un floreciente jardín de expresiones de una gran diversidad y, al vez, de una unidad interconectada, que está creando un aprendizaje flexible y a la vez fuerte de cómo vivir nuestras vidas con mayor sentido y en forma más sustentable para el medio ambiente.
El movimiento cultural que avanza en pro de la simplicidad voluntario parece tener un enorme potencial de crecimiento, particularmente si fuera nutrido y cultivado en los medios de difusión masiva como una forma legitima, creativa y promisoria de forma de vida para el futuro.
Hoy existe un entramado de numerosos movimientos y organizaciones que promueven la simplicidad voluntaria.



Muy relacionado con los movimientos de la simplicidad voluntaria está la promoción del Consumo Responsable.



Excelente dossier sobre el tema en El dedo en la llaga
The Simplicity Resource Guide. Aquí encontrarán numerosos recursos de información acerca de cómo instaurar un modo de vida basado en la simplicidad voluntaria. Lamentablemente el sitio está en inglés.
Simplicity Forum. Se trata de un sitio europeo que contiene información sobre la temática.
Freegan.info. Desde New York. EE. UU., se autodenominan freegan a aquellos que emplean estrategias alternativas para vivir, basadas en una participación limitada en la economía convencional, y en un mínimo consumo de recursos. El Freeganismo es un boicot total a un sistema económico donde el beneficio ha eclipsado las consideraciones éticas y donde complejos sistemas de producción masiva aseguran que todos los productos que compramos tengan impactos perjudiciales, la mayoría de los cuales ni siquiera habíamos considerado. De esta manera, en vez de evitar la compra de productos de una mala compañía, sólo para beneficiar a otra, evitamos comprar en el mayor grado en que somos capaces.
Sin Dinero. Actualmente vivimos en una sociedad en la que se fomenta un consumismo fuera de control. Nuestra importancia social reside en nuestra capacidad de consumo…tanto tienes, tanto vales. ¿Cuántos ciudadanos están malgastando sus breves e inciertas existencias en llevar un modo de vida irracional e inhumano?. Hipotecas cada vez más onerosas, el colegio de los niños, las letras del mono-volumen, vacaciones exóticas cada vez más horteras,…mantener toda esta mierda nos obliga a dejarnos la salud en trabajos esclavizantes que lo único que dignifican es la cuenta de resultados y los balances de las empresas.
The Simple Living Network. Otro excelente portal con gran cantidad de contenidos, muchos de ellos de gran interés. También está en inglés.
Vivir mejor consumiendo menos. Hartos de la tiranía de las compras a plazos, las hipotecas y la ansiedad por lograr el más alto escalafón, cada vez más hombres y mujeres empiezan a preguntarse si su calidad de vida no mejoraría renunciando a ganar más y procurando gastar menos.
Ecologistas en Acción. . Esta iniciativa pretende ser una propuesta solidaria individual y colectiva para transformar nuestros hábitos de consumo hacia una mayor austeridad, justicia, respeto por el medio ambiente, y una economía sostenible para todo el planeta.
Downshifting: Cómo dejar de ser esclavo del dinero y mejorar la calidad de vida. Joe Domínguez (coautor de libro), trabajaba en Wall Street hasta que a los 31 años se jubiló. En 1.969 abandonó su trabajo para vivir solamente con 750.000 ptas/año (de 1.969) originados por los intereses de sus ahorros acumulados en su vida laboral. En 1.969 Joe Domínguez conoció a Viki Robin, que abandonó su carrera teatral exitosa porque no creía que mereciese la pena el estres que le ocasionaba dicho trabajo.
Vivir bien sin dinero es posible: Feliz, Heidemarie Schwermer, psicoterapeuta de 60 años, lleva seis viviendo sin dinero y sin renunciar al bienestar de una sociedad como la alemana. «He cumplido todos mis sueños sin él», asegura convencida.
El lujo de prescindir. Jorge Arturo Chaves. Es un PDF sobre la temática.
Felicidad de la Pobreza Noble. Vivir con modestia, pensar con grandeza. Koji Nakano. El principio de VIVIR CON MODESTIA, PENSAR CON GRANDEZA, describe a través de maravillosos pasajes el DOWNSHIFTING, «Cambio hacia abajo», que consiste en disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
Economía Solidaria. Web con documentos recomendables, enlaces y otras opciones interesantes. Enlaces a redes, entidades y empresas que participan en Economía Solidaria. Pensemos seriamente y cuestionemos el que 250 personas tengan tanta riqueza como el resto del mundo. Nuestro reto es crear unas estructuras económicas solidarias no excluyentes, no especulativas, donde la persona y el entorno sean el eje, el fin “y no el medio” para conseguir una condiciones dignas para todas las personas. La “competitividad” exige una velocidad, y un sistema a costa, justo de lo que se dice se quiere conseguir “el estado del bienestar”. Qué estado del bienestar, para quién, con que objetivos?. La economía ha terminado siendo el fín en vez de ser el medio para conseguir una calidad de vida de toda la sociedad.
Vivir mejor con menos. La idea de consumir con un poco más de sensatez y de cabeza, de llevar un estilo de vida un poco más sencillo, o, en definitiva, de vivir mejor con menos, es una idea que por fortuna se está popularizando en la cultura norteamericana con el nombre de downshifting (podría traducirse como desacelerar o simplificar). Partiendo del principio de que el dinero nunca podrá llenar las necesidades afectivas, y de que una vida lograda viene dada más por la calidad de nuestra relación con los demás que por las cosas que poseemos o podamos poseer, esta corriente no trata sólo de reducir el consumo, sino sobre todo de profundizar en nuestra relación con las cosas para descubrir maneras mejores de disfrutar de la vida.
El empacho de la abundancia, por Jorge Arturo Chaves. Esta no es la primera ni será la última sociedad que se enferme con su propio éxito. La inacabable extensión de dominios y acumulación de las más exóticas riquezas llegó a generar, en el límite, el aburrimiento de más de un emperador romano. Desde otro ángulo, durante siglos, ermitaños y monjes expresaron también con su huida del mundo el rechazo por la corrupción de costumbres originada por clases confortablemente instaladas, que ya no sabían en qué más emplear su tiempo ocioso.





Consumo Ético



Factores determinantes del consumo ético. Fernando Sampedro Marcos (fersam@isf.uva.es). Departamento de Economía y Administración de Empresas, Universidad de Valladolid. Tutores: Jesús Gutiérrez Cillán y Carmen Antón Martín. Extensión 39 págs. PDF. 585 Kb.
La ética de la sociedad de consumo. Antonio Argandoña Rámiz Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Barcelona, Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico. Es Secretario General y profesor del IESE y de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Navarra. PDF.
Necesidades, desigualdades y sostenibilidad ecológica. Joaquin Sempere. Artículo en formato PDF. 8 páginas.
Más ricos y gordos, pero no más felices, por Worldwatch Institute. El mundo consume bienes y servicios a un ritmo insostenible, con graves consecuencias para el bienestar de las personas y del planeta, advirtió el Worldwatch Institute en su informe anual, titulado “El estado del mundo 2004: Más ricos y gordos, pero no más felices”.
Moda que aprieta. La precariedad de las trabajadoras de la confección y la responsabilidad social de las empresas. 16 páginas en archivo PDF. Intermon Oxfam.
Por una ética del consumo: Una ojeada al otro lado de la publicidad. Presentación en Power Point.
Comercio con justicia. Oxfam. ¿Sabías que cada vez que compras algo fabricado o cultivado en un país del llamado tercer mundo participas en una estafa millonaria?. Tal como funciona en la actualidad, el sistema explota a personas que ya son pobres. comercioconjusticia.com actúa como portavoz de los agricultores, trabajadores y operarios de fábrica que están siendo estafados por las normas descaradamente injustas del comercio mundial. Y también es la voz del consumidor, la tuya, si decides unirte a estas personas para exigir el fin de la explotación y la práctica de un comercio con justicia.
Consumo Ético. Web con numerosos documentos sobre Consumo Ético en diferentes idiomas.
Consumo responsable, consumo ético, consumo solidario, consumo ecológico. Portal de Internet dedicado al consumo responsable, con amplia información sobre consumo ético y solidario, con diversos materiales y documentos, información sobre campañas, etc.
El comercio justo y el consumo ético dentro de la alianza para un mundo responsable y solidario. Propuesta de organización de un grupo temático en el seno de la cantera de socio-economía solidaria.
Comercio Justo, Consumo Ético y Cooperativismo.
Comercio Justo y Consumo Etico. Extracto del documento elaborado por Pierre Johnson para Alianza de un Mundo Responsable, Plural y Solidario.
Comercio Justo, Consumo Responsable.
Los límites de la sociedad de consumo, Consumo socialmente responsable, ¿Qué es el consumo crítico?… 7 artículos sobre consumo. Varios autores. Incluye bibliografía relacionada con el consumo responsable y crítico, en castellano e inglés.
El comercio justo y el consumo ético dentro de la alianza para un mundo responsable y solidario. Las prácticas de comercio justo y las campañas para un consumo ético son formas tentativas de respuesta a los tres principales desequilibrios identificados en la “plataforma para un mundo responsable y solidario”: desequilibrio entre el Norte y el Sur del planeta, desequilibrio entre ricos y pobres, desequilibrio entre los hombres y la naturaleza.
Foro de Debate. Comercio Justo y Consumo Responsable.FORO de debate sobre Comercio Justo y Consumo Etico que ICECoR (Instituto para el Comercio Equitativo y el Consumo Responsable) ha iniciado en el contexto de las acciones que lleva adelante el Foro de la Tierra y la Alimentación, de reciente creación en la Argentina.
¿Qué es el consumo ético?. Contiene varios artículos y enlaces a otras páginas web relacionadas con el tema.
Comercio Solidario.
Imagina… otra economía es posible. Revista sobre economías alternativas, en formato digital. Noviembre 2002. Abre en formato PDF. Parece más conveniente descargar por completo el archivo, guardarlo y seguidamente verlo con más calma.
REAS - Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria
AERESS - Asociacion Española de Recuperadores por una Economia Social Solidaria.
Red de Útiles Financieros Alternativos y Solidarios.
Debate sobre “Organizar la presión sobre el sistema económico mediante el control del consumo”. Abierto por José Antonio Barra.
Coordinadora de Comercio Justo.
Sodepaz.
Alternativa3.
IDEAS. Acerca del comercio solidario
EFTA - Asociación Europea de Comercio Justo.
Consumismo. Desde cerca de mi casa, les veo ir en manadas a pasar la tarde (a matarla, a asesinarla, más bien) en la gran superficie, orgullosamente montados en esos 4×4 o monovolumen que a costa de tantísimo esfuerzo propio y ajeno van a intentar pagar, y que tan absurdos son por su precio, por su elevado y polucionante consumo energético, y porque ya casi nadie tenemos familia numerosa, y, si vamos al monte, suele ser porque necesitamos andar. Sin embargo, cuando planteas lo contradictorio del asunto a quienes se reclaman de izquierdas, ecologistas o antiglobalización neoliberal, la respuesta es la misma: yendo a la gran superficie se ahorra en tiempo y en dinero, y hay una amplia oferta que no se encuentra en el comercio pequeño.
La ruina de los hijos. Consumistas, mimados, víctimas. Los más de siete millones de niños españoles de los noventa, a los que un estudio elaborado por el Instituto de Creatividad e Innovaciones Educativas de la Universidad de Valencia califica como “consumistas, mimados y consentidos”. ¿Quién se atreve a decir lo contrario? Es el pez que se muerde la cola: si las grandes marcas se empeñan en que se vista, se juegue, se piense o se respire en color rosa, papá y mamá, más condescendientes que en otras épocas, compran en color rosa, y sus descendientes, que imitan todo lo que ocurre a su alrededor, piden, exigen y construyen un reino en el que no falta, precisamente, detalle rosa.
Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Zygmunt Bauman en su libro Trabajo, Consumismo y Nuevos Pobres intenta explicar cómo los gobiernos de los países, en su afán de tener un crecimiento económico, han orillado a la gente a someterse a un régimen fabril, anulando sus costumbres, implantando patrones de conducta en las fabricas, los hospicios y los asilos para pobres, dejándole como disyuntiva única trabajar o morir.
Cuaderno de propuestas para el siglo XXI. CONSUMO ETICO.Coordinado por Flávia Soares y Nelson Diehl
Del comunismo al consumismo. Son las cuatro de la tarde del domingo y Sopron, la pequeña ciudad húngara situada a escasos kilómetros de la frontera austriaca, se ha visto una vez más invadida por un enjambre de ávidos austriacos dispuestos a saciar un voraz apetito consumista que en su país no pueden satisfacer. Para ellos, que no conocen la libertad de horarios comerciales debido al enorme peso que ejercen los sindicatos en el país alpino, las naciones ex comunistas se han convertido en el paraíso terrenal del gasto en horario extralaboral.
Página anticonsumismo salvaje.
Educación parfa el consumo responsable.
Consumo responsable.
En contra del consumismo. 14 de Febrero: San Consumo.. Apenas pasados los gastos navideños y las rebajas de enero, ya tenemos la invitación comercial a no parar y seguir consumiendo, esta vez con la excusa del día de los enamorados, como si algo tan natural fuera. Desde hace no muchos años todos los 14 de febrero la publicidad nos tortura con las llamadas a la adquisición del necesario objeto que pruebe nuestro amor hacia nuestra pareja. Invento netamente comercial donde los haya, el día de San Valentín o de los enamorados, no hace otra cosa más que degradar el significado del regalo, mofarse de los sentimientos ajenos, manipular las conciencias y fomentar lo que parece ser el signo de los países ricos: el consumismo desaforado.
Organización de Consumidores y Usuarios. OCU-Compra Maestra. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) es una asociación privada que nació en 1975 para la información y atención de los consumidores y la defensa de sus intereses. Sus instrumentos principales son las publicaciones que edita por medio de su editorial (Edocusa) y la atención a los socios (asesoramiento y servicios exclusivos). La defensa de los intereses de sus socios y de todos los consumidores se hace patente por medio de su presencia en la sociedad a través de sus acciones y su sinergia con los medios de comunicación.

Finalmente




Las opciones que tomemos en esta generación tendrán repercusiones colosales para el futuro del planeta. Aunque las sociedades humanas han enfrentado grandes problemas a través de la historia, los desafíos de esta era son genuinamente únicos, por lo impacto que está provocando. Nunca antes había habido tanta gente llamada a hacer cambios profundos en tan poco tiempo. Nunca antes toda la familia humana había sido depositaria de la tarea de trabajar en conjunto para imaginar y, luego conscientemente construir un futuro sustentable, justo y compasivo. Las semillas sembradas en las generaciones pasadas en el jardín de la simplicidad están ahora floreciendo en la primavera de su importancia para la Tierra. Es de esperar que el jardín prospere.




viernes, 11 de julio de 2008

Video: "El siglo del individualismo"

Este video nos muestra como nació y se estableció la industria-cultura del marketing.

El uso del conocimiento del inconsciente del hombre (niños, jóvenes, varones y mujeres ) para dominarlo, más que para liberarlo, para tenerlo dispuesto a obedecer, más que para ayudarlo a recrear este mundo que compartimos.

Cómo los medios de comunicación pueden ser transformados, por quienes los dirigen, en medios de manipulación.

Cómo la herramienta del marketing; para promover un nuevo artículo o artefacto ....se va extendiéndo cada vez más para promover formas de pensamiento, cultura y puede transformar a los ciudadanos del mundo en meros consumidores de lo ofrecido. Sin ejercer un juicio crítico acerca de lo ofertado....y sigue el video mostrando y dando temas para reflexionar acerca de como a éstas alturas de la historia el marketing va estableciéndose como forma de dominio por sobre la fuerza bruta ejercida militarmente.

Y cómo las Corporaciones Privadas fueron ganándole porciones de Poder a las Administraciones Publicas ( Estados)....

....les paso el link para quién quiera ver el video e invito a dejar , luego, sus impresiones

http://video.google.es/videoplay?docid=-4894323675519758686

y seguimos conversando

Javier Alvarez

sábado, 28 de junio de 2008

Video: "La historia de las cosas" 20 min.

El consumo sustentable, sano, necesario y gratificante se ha transformado en un síntoma de adicción social a reflexionar.
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Hoy, está siendo cada vez más claro, que el Sistema (Productivo-Tecnológico-Capitalista) se ha transformado de..... un avance en la evolución humana a.... una exacerbada necesidad de alimentar un ritmo imposible de sostener en el tiempo futuro.
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El video que les presento ofrece un resumen , claro y consiso, de algunos aspectos del proceso de consumo humano, que urge hoy reflexionar, ya que muchas personas se han establecido y cristalizado en la riqueza y abundancia que éste fenómeno alcanza , pero enferma considerablemente a todas las especies vivientes en la tierra.
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Javier Alvarez
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miércoles, 5 de diciembre de 2007

El imperio del consumo por Eduardo Galeano

El imperio del consumo
14-03-07, Por Eduardo Galeano

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar.

La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble.

La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar.

La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica.

EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».

Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.

El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald's, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald's no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald's dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald's de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.

Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald's viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados de McDonald's, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.

Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.

Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto más exclusivas, mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?

El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.

Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experiencia saben que atiende en las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.

Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas?

El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza. Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.

La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta a unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta. www.ecoportal.net